Janucá
La lucha judía por la libertad religiosa y la supervivencia nacional
Hace casi 2.200 años, los reyes griegos, que reinaban desde Damasco, gobernaron la tierra de Judea y sus habitantes judíos.
Un
rey griego-sirio, Antíoco Epifanes, les prohibió a los judíos orar a su
Di-s, cumplir con sus costumbres y estudiar su Torá. Antíoco les obligó
a los judíos a rendir culto a los dioses griegos. Se dice que colocó un
ídolo de Zeus, el dios griego, en el altar del santo templo de
Jerusalén.
Como reacción a esta persecución, Judas Macabí y sus
cuatro hermanos organizaron un grupo de luchadores de resistencia
conocidos como los macabeos. Lucharon contra el paganismo y la tiranía.
La tenacidad de los insurrectos, que derivaba de su firme fe en un
Di-s, es una razón que los judíos de los siglos siguientes han
conmemorado esta victoria militar. Durante una batalla cerca de Beit
Horon, la grandeza del ejército opuesto acobarda el ejército pequeño de
Judas, y Judas les dice que tengan fe que Di-s se pondría de parte de
ellos.
Al ver éstos el ejército que se les venía encima, dijeron
a Judas: «¿Cómo podremos combatir, siendo tan pocos, con una multitud
tan poderosa?...» Judas respondió: «Es fácil que una multitud caiga en
manos de unos pocos. Al Cielo le da lo mismo salvar con muchos que con
pocos; que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del
ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo. Ellos vienen contra
nosotros rebosando insolencia e impiedad con intención de destruirnos a
nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, y hacerse con nuestros
despojos; nosotros, en cambio, combatimos por nuestras vidas y nuestras
leyes; Él les quebrantará ante nosotros; no les temáis.» (1 Macabeos)
Después
de tres años de combate contra fuerzas muy superiores, los macabeos
desalojaron a los griegos-sirios de Judea. Janucá declara el mensaje del
profeta Zacarías: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi
espíritu.» Los macabeos recobraron el santo templo de Jerusalén.
Asearon el templo por retirar los símbolos griegos y las estatuas.
Después de que Judas y sus discípulos concluyeron a asear el templo, lo
rededicaron. El 25 del mes de kislev del año 164 a.e.c., purificaron y
rededicaron el templo.
Según la tradición, cuando los macabeos
entraban el santo templo, descubrieron que los griegos-sirios habían
profanado el aceite de la menorá. Sólo había una tinaja de aceite
purificado, lo bastante para un día nada más. Los judíos necesitaban una
semana para purificar aceite suficiente. Entonces lo que aconteció fue
un milagro. Los macabeos encendieron la menorá, y ardió la menorá no por
un día sino por ocho días. Por eso la menorá de Janucá tiene ocho velas
(sin contar la vela shamash utilizada para encender las otras), y
también por eso hay ocho días de festividad de Janucá.