Niñas de once años violadas por media docena de adultos. Menores alquiladas y canjeadas como esclavas sexuales. Palizas sin fin. Sesiones bárbaras con grupos de adultos aplicando torturas y sevicias de todo tipo a niñas indefensas. Criaturas de doce dando alaridos de desesperación ante el dolor y el miedo. Criaturas bañadas en gasolina y amenazadas con ser quemadas vivas. Y no eran unas pocas desgraciadas caídas en manos de un par de psicópatas. Ha sido un fenómeno masivo. Continuado. Y conocido. Protagonizado por adultos conocidos por todos. Y son hasta 1.400 las menores víctimas de esta inmensa red de depredadores sexuales.