Bancos venezolanos podrían haber participado en un entramado financiero para ayudar a Irán a burlar las sanciones económicas impuestas por la comunidad internacional. Documentos obtenidos por este diario, como una significativa carta del embajador iraní en Venezuela a
Nicolás Maduro, cuando este era canciller, sugieren un posible uso iraní de la banca venezolana para transferencias financieras y transacciones en divisas que internacionalmente tiene vetadas el país islámico.
Estas y otras pruebas han sido examinadas esta semana en Estados Unidos por autoridades federales y de Nueva York. Rastrean la actuación de media docena de bancos venezolanos y barajan la posibilidad de acciones contra al menos un par de ellos, según aseguran fuentes conocedoras de los datos en manos estadounidenses. A EE.UU. le preocupa tener un «escape» por Venezuela, cuando ayer entraron en vigor nuevas sanciones contra bancos y otras instituciones iraníes.
La detención en Alemania, anunciada la semana pasada, de una alta personalidad iraní con un cheque por valor de 300 millones de bolívares (70 millones de dólares), emitido por el Banco de Venezuela, ha sido el desencadenante de esta nueva investigación. Tahmasb Mazaheri, anterior ministro iraní de Economía y Finanzas (2001-2004)y presidente del Banco Central de Irán (2007-2008), entró en Alemania procedente de Teherán, vía Turquía, sin declarar ese cheque.
Mazaheri es director principal del Banco Internacional de Desarrollo (BID), entidad con capital iraní y sede en Caracas. El BID aparece desde hace tiempo en la lista negra de EE.UU. y la Unión Europea, así como su matriz, el Export Development Bank of Iran (EDBI).
Como han indicado los propios directivos del BID en misivas al Ministerio de Finanzas venezolano, el propósito de la actividad de esta entidad, además de dar cobertura al intercambio comercial entre ambos países, que incluye acuerdos de Defensa, es superar «las limitaciones de las operaciones de divisas» y «también algunos problemas internacionales de
Irán, relacionados con las actuales sanciones económicas».
La interceptación de Mazaheri, además de lo llamativo del caso –nadie viaja con un cheque de tanto valor en la maleta, y menos alguien que ha desempeñado tales cargos –, supone la novedad de que involucra en una sospechosa transacción a una entidad venezolana: el Banco de Venezuela, que fue renacionalizado en 2009 tras trece años en manos del Santander.
No es el único al que EE.UU. dirige la atención. Otra entidad, el Banco Federal, contaba con un depósito del BID iraní cuando en 2010 fue confiscado por el Gobierno y liquidado. En una carta de 2011 dirigida a Nicolás Maduro, entonces ministro de Exteriores, el que era embajador iraní, Abdolreza Mesri, pedía la mediación expresa del Gobierno para el reembolso, con sus intereses, de los 22,5 millones de bolívares que el BID tenía en el banco intervenido.
«Esta carta es importante, porque muestra que el BID tenía fondos en otros bancos. ¿Para qué lo necesitaba? Dadas las sanciones internacionales al BID, este tendría que hacer las transacciones a través de otros bancos», apunta Adam Kaufmann, hasta hace unos meses jefe de la división de investigación de la Fiscalía de Manhattan. Kaufmann ya logró que bancos como Lloyds, Credit Suisse, Barclays y HSBC pagaran altas multas por ocultar transferencias en dólares a Irán desde otros países. Banco de Venezuela y Banco Federal, en cualquier caso, han auxiliado al sancionado BID, o a su director, a mover fondos.
En la documentación analizada también aparecen directrices dadas desde el BID para enviar transferencias de Venezuela a Irán burlando la supervisión internacional. Así, los envíos en dólares desde un banco venezolano debían ser cambiados a euros utilizando como intermediario el Banco Comercial Europeo-Iraní, con sede en Hamburgo. Esta entidad sería luego incluida en las sanciones de la Unión Europea. «No necesita mencionar el nombre del beneficiario en Irán en su mensaje a su banco corresponsal», se recomendaba para mayor sigilo.
Las posibilidades de realizar esas operaciones se multiplicaron cuando el presidente Chávez aprobó en junio de 2012 la apertura de cuentas en dólares en los bancos venezolanos. Diversas comunicaciones previas entre el BID y el Ministerio de Finanzas ponían de relieve la inquietud iraní por la lentitud que suponía tener que recurrir continuamente a la Comisión de Administración de Divisas de Venezuela para la autorización de las transacciones.
Ahora las empresas con capital iraní en Venezuela, que jurídicamente son venezolanas, tienen más fácil las transferencias a través de distintos bancos, algunos con presencia en EE.UU. y Panamá, país que opera en dólares. Kaufmann advierte que aunque esas empresas tienen alguna actividad real, «probablemente» siguen fines de lavado de dinero. Esas empresas permiten a Irán justificar sus transacciones. Es el caso del cheque de Mazaheri, que la Embajada en Caracas asegura que era para los gastos de Kayson, una compañía de construcción que está levantando miles de viviendas en Venezuela.