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www.idfblog.com/spanish/
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Alrededor de 100 personas sentadas frente a sus computadoras jugando lo que parecería un videojuego. Algunos conducen un coche a través de las calles de la ciudad utilizando un joystick, mientras que otros guían a una persona computarizada hacia un edificio. Cada uno de ellos tienen sus propios comunicadores portátiles.
Pero esto no era un juego. Se trataba del Centro de Capacitación Virtual de las FDI, en el cual soldados y profesionales participaban de un ejercicio especial cuyos objetivos eran salvar vidas en un escenario de réplica de la vida real y analizar lo que tendrían que hacer si los misiles cayeran sobre los centros urbanos alrededor de Israel.
Este ejercicio de simulacro, diseñado por Elbit Systems, imitó una situación en la que Haifa estaba siendo atacada por misiles. Participaron de este ejercicio reservistas, oficiales de policía y paramédicos.
Los participantes fueron divididos en equipos, en el que cada uno era responsable de un objetivo diferente. Algunos manejaban vehículos de emergencia, otros realizaban pruebas químicas, y otros estaban a cargo de instruir a la población civil -que en este simulacro permanecían sentados en calma dentro de habitaciones seguras con máscaras antigás puestas en sus rostros.
A lo largo del ejercicio, ruidosas sirenas sonaban periódicamente en el centro de formación, indicando que otro misil estaba cayendo en la simulación. Todos los involucrados en el ejercicio tuvieron que ponerse una máscara antigás real y continuar trabajando con ella puesta, hasta recibir la señal de que era seguro quitarsela.
A la conclusión de la simulación, los resultados fueron analizados en una presentación visual por Avi Goldblatt, uno de los diseñadores del sistema.
Preparando a los reservistas para lo peor:
Tte. Shlomo Haybi, instructor de una unidad de emergencia del Cuerpo de ayuda, explicó que el propósito de este ejercicio de simulación es asegurar que los reservistas sepan cómo responder adecuadamente a las necesidades de la población durante una crisis. "Todos estos reservistas aquí son los que van a ser puestos en acción durante una situación de guerra", dijo.
Uno de los reservistas que participan en el ejercicio fue Sgto. 1ro. (res) Barack Weissman de Bnei Brak. A pesar de que terminó su servicio requerido en 2004, él sigue colaborando un par de semanas al año en el servicio de reservas. Su trabajo ahora es como analista de armas químicas.
Durante la simulación, tanto él como sus compañeros determinaron cada misil había caído e identificaron su tipo. Para todas las armas químicas, se encontraron pruebas para determinar qué tipo de sustancia química se había utilizado y qué tipo de medicamento debe ser distribuido para tratarla. Luego pasaron esta información a los equipos relacionados, que determinaron cómo se distribuye la medicina, cuando habilitar el retiro de las máscaras antigás y cuando salir de habitaciones seguras.
"Este ejercicio me permite practicar cómo navegar en un ambiente urbano", Sgto. Weissman explicó. "¿Cuáles son los puntos de contacto en una ciudad? ¿A quién llamar para recibir el equipo que necesitamos?"
Otro reservista, el Myr. (res) Danny Tzion, trabajó con un equipo de la máscara antigás durante la simulación. Aunque su servicio requerido terminó en 1973, sigue aportando al servicio de reservas de 50 a 60 días al año en el Comando del Frente Interno.
"Terminé mi servicio obligatorio para el país, pero quería aportar la experiencia y el conocimiento que he adquirido desde que dejé el ejército con el fin de proteger al país y a sus ciudadanos", explicó. "Hacer servicio de reserva es energizante. Me mantiene sano".
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