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Una plegaria de Moshé, el varón de Dis: Adonái, Tú has sido un refugio para nosotros en cada generación.
Antes de que las montañas fueran hechas nacer, antes de que Tú crearas la tierra y el mundo — por siempre jamás Tú eres el Di-s Todopoderoso. Tú reduces al hombre quebrantado, y dices: "Retornad, hijos del hombre". En efecto, un millar de años son ante Tus ojos como el día de ayer que ha pasado, como una vigilia de la noche. La corriente de su vida es apenas como un sueño; por la mañana son cual hierba que brota nuevamente. Por la mañana florece y brota nuevamente; por la tarde se marchita y se seca. Pues con Tu enojo somos consumidos, y con Tu ira somos destruidos. Tú has puesto nuestras iniquidades ante Ti, nuestros pecados ocultos ante la luz de Tu rostro. Pues todos nuestros días se han desvanecido en Tu ira; nosotros ocasionamos que nuestros años pasen como un sonido fugaz. Los años de nuestra vida suman setenta, si con mucho vigor — ochenta; en su mayoría son sólo afán y futilidad; pasando rápidamente y yéndose en vuelo. ¿Quién puede conocer la intensidad de Tu enojo? Tu ira es proporcional al temor de uno a Ti. Enséñanos, pues, a contar nuestros días, para que podamos contraer un corazón sabio. Aplácate, Adonái; ¿hasta cuándo [ha de durar Tu enojo]? Ten piedad de Tus servidores. Sácianos por la mañana con Tu bondad, entonces cantaremos y nos regocijaremos todos nuestros días. Alégranos conforme los días que Tú nos has afligido, conforme los años en que hemos visto la adversidad. Permite que Tu obra se revele a Tus servidores, y Tu esplendor sobre sus hijos. Que el deleite de Adonái nuestro Di-s esté sobre nosotros; dispón para nosotros la labor de nuestros manos; confirma la labor de nuestras manos.
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