Desde hace algún tiempo todos ustedes reciben a través nuestro algunas publicaciones con el título "Vida en Israel", seguido del asunto sobre el que trata.
Pues bien... debería haberlo explicado desde el primer momento. Así que corrijo mi pequeño error.
"Vida en Israel" es una serie de artículos escritos en primera persona por unos javerim que han hecho Aliyah a Israel a finales del pasado año 2013.
Una familia que encontró la llave de sus almas para abrir la puerta que muy dolorosamente tuvieron que cerrar sus antepasados inmersos como estaban en la sociedad brutalmente antisemita que fue la España a partir del S. XVI (EC). Unos antepasados que debieron sufrir lo inimaginable, tanto como para abandonar la observancia de su judaísmo. Pese a que sin duda lo conservaron en sus almas, su traza se fue perdiendo a lo largo de generaciones.
Pero esa pequeña y hermosa llama tiene la virtud de que jamás se apaga, jamás se extingue...
Resulta curioso... ella, la madre de esa bendita familia, recuerda que de niña tenía sus amiguitos en la pequeña ciudad en la que vivían sus padres. Amiguitos a los que la unía ese cariño infantil que no sabe de miserias humanas ni de conveniencias. Eran amiguitos sobre los que nunca me ha hablado, más allá de contarnos a sus amigos ese hecho tan pintoresco.
Y entre esos amiguitos habían algunos que no acababan de hablar bien. O que sus padres curiosamente lo hablaban peor, el español quiero decir. Padres a los que ella poquisimas veces tal vez pudo llegar a ver pero que a ella no le importaban... le importaban sus amiguitos. Con ese bendito cariño infantil, alejado de todo aquello que ensucia nuestras vidas.
Pues bien... cuando comenzó a tener su criterio propio esta niña se dio cuenta de que realmente sus pequeños amigos no eran sino los hijos de alemanes huidos de su país tras la derrota del nazismo. Sin duda muchos de ellos con crímenes contra la Humanidad a sus espaldas. Gente de alma negra que tuvo la suerte de acabar sus días en un mundo contra el que siempre lucharon... un mundo libre, donde la gente podía tener sus defectos pero no las maldades que inundaron buena parte de Europa durante aquellos terribles años.
¿Cómo es posible que se obrase el milagro de que esa llama que aún latía en su alma, procedente de sus ancestros familiares, pudiese reavivarse hasta el punto de que eclosionó hasta tal punto de convertirse en un auténtico faro de Luz para muchísimos de nosotros aquí, tan lejos de Eretz Israel? Sencillamente... una más de las bendiciones con las que el Eterno nos inunda día a día.
Ellos consiguieron crear aquí, tan lejos de Israel, un pequeño reflejo del mismo. Una pequeña isla en la que el Shabat era festejado con toda la alegría de sus almas. Crearon un rincón donde aquellos que se sintieron atraídos por el judaísmo pudimos aprender muchísimas cosas, aprendimos a sentir, a pensar, a esperar como puede hacerlo un judío... tuvimos la llave para poder confirmar nuestra vuelta al judaísmo, tras siglos de ausencia por los mismos motivos que sus antepasados. Algunos las usaron para reabrir esa puerta, otros aún la conservamos en el bolsillo y no sabemos qué hacer con ella. Pero el caso es que nos regalaron a todos copia de esa bendita llave. Muchos Bnei Anusim encontraron la Luz que necesitaban para poder caminar por la senda hacia la recuperación de su identidad judía.
Como he dicho antes, esa familia hizo Aliyah a Israel a finales del pasado año 2013. Cumpliendo en el mandato del Eterno (B"H) abandonaron su cómoda y mullida vida aquí, y fueron a beber de la más hermosa de las fuentes... la fuente de la Vida. Y esa fuente está, como no, en Israel. En Jerusalén primero, y luego sólo Él sabe dónde irán.
¿Merece la pena relatar aquí, en nuestro blog, su experiencia personal en estos momentos en los que el Eterno esboza la mejor de Sus sonrisas ante lo que ellos están haciendo? Sinceramente, yo pienso que sí.
Tenemos con estos relatos una fuente de primerísima mano, sincera, auténtica, veraz, intimista y leal. Algo que nos permitirá atisbar la hermosa e inmensa felicidad que alberga el alma de quien retorna.
¿Cómo no citar aquí a nuestro buen, apreciado y divertido rav? Su recuerdo permanecerá imborrable en las almas de todos aquellos que hemos compartido junto a él sus charlas y explicaciones sobre Halajá y sobre Torah. Alguien que día a día se deja el sudor de su frente en seguir siendo el sustento espiritual de aquel que le necesita. Alguien que nos contó en un momento dado, algún tiempo después de iniciada toda esta bendita aventura que está llevando se dio cuenta de que había muchísimo sacrificio en todo ello, pero que desde que estaba inmerso en ella las bendiciones que habían recibido del Eterno (B"H) se habían multiplicado muchísimo con respecto a cómo era su vida antes de todo ello. Y tanto él como su familia (extensa familia, jajajaja...) eran plenamente conscientes de ello. Y eran felices.
Se me hace difícil no citar nombres para cumplir promesa de privacidad realizada a mi buena amiga en el momento en que le pedí su permiso para compartir con todos ustedes su experiencia vital en Eretz Israel. Se me hace difícil no poner nombres a cada uno de los personajes de los que les he hablado. Pero en fin... lo importante no son las personas, sino lo que hacen y regalan a quienes les rodean.
Pueden estar seguros de que cada una de las líneas que se escriban en nuestros artículos de esta línea habrán sido escritas teniendo muy presente en el alma la llama del Eterno. Son un verdadero tesoro.
¿Y cómo ha sido posible que todo lo anterior se haya podido convertir en realidad? Gracias a la noble y hermosa tarea llevada a cabo por la organización Tzavei Israel, a quienes desde el fondo de mi corazón envío mis mejores saludos y mis mejores deseos.
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