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lunes, 28 de abril de 2014

Memoria latente: tres historias de sobrevivientes del holocausto

by  www.idfblog.com/spanish/

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Al conmemorar la memoria de los seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto, nos aseguramos de escuchar las historias de nuestros sobrevivientes. Estas son las historias de tres sobrevivientes valientes que son ahora los orgullosos abuelos de los soldados de las FDI.



Betty Gelernter
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Ella narra su historia entre risas por los recuerdos divertidos y lágrimas incontrolables cuando menciona los momentos más dolorosos. Para Betty, los recuerdos siguen siendo claros.
“Siempre supe que mi abuela era una sobreviviente del Holocausto”, dijo Nadav Nalishkevitch, el nieto de Betty. “Nadie me sentó y me dijo. Yo sólo sabía que ella se escondió para escapar de los nazis”.
Betty nació en 1937, en la capital francesa. Sus padres ya habían decidido mudarse desde Austria a París al haber presenciado el horror nazi incipiente. En 1941, Betty y su hermano Roger comenzaron a vivir una cruel realidad: nuevas identidades y separados de sus padres, fueron ocultos y trasladados de un lugar a otro. Durante los primeros años de la guerra vivieron en un hogar para niños “OSE” (Organización para salvar a los niños) que se encargaba de proteger y ayudar a muchos cientos de niños refugiados, principalmente judíos.
Su primer recuerdo vino a su cabeza y no puede dejar de sentir una piedra en su garganta al contarlo: “Un día en el hogar, todos fuimos puestos en el patio. La policía francesa vino a llevarse a los judíos y se fue con dos de los niños”. Sus nombres quedaron incrustados en mi memoria: Gaston y Rutegnem. Cuando llegué al museo del Holocausto varios años más tarde, mi primer acto fue poner sus nombres en el registro para confirmar mi terrible memoria”. Betty se detuvo unos segundos y sus ojos se le llenaron de lágrimas. “Todavía recuerdo. Cuando se los llevaron yo estaba conmocionada y asustada, muy asustada”.
En 1942, el padre de Roger y Betty escapó de Beaune-La-Rolande después de oír que iban a deportar a los judíos a los campos de exterminio. En ese entonces, los niños estaban junto a su madre en Montauban, la base del partido socialista austriaco. Betty estuvo en un convento durante varios años hasta el día en que comenzaron a deportar a los niños.
“No sé cuánto tiempo estuve exactamente en cada lugar, ya que era muy pequeña. Pero hemos cambiado mucho. Se que algunas veces dormíamos con gallinas. El lugar era muy sucio, no puedes imaginar en la suciedad en la que vivíamos”.
Betty no recuerda mucho de sus padres: A su padre sabe que lo vió cuando tenía 4 años, pero no tiene recuerdos de él durante el período difícil. Ella recuerda un poco más acerca de su madre, quien trabajó como ama de llaves con una identidad falsa.
Allí hace unos años, Roger, Betty y su familia hicieron un viaje a los lugares de su infancia
En 1945, al final de la guerra, la familia regresó a París. Su apartamento había sido requisado y tuvieron que esperar hasta 1947 para recuperarlo. El Holocausto durante mucho tiempo fue tema tabú.
Betty comenzó la escuela a los 8 años. Durante meses, ella no dijo ni una palabra. “Yo crecí siendo super discreta y no hablaba. Un día, un compañero de clase se me acercó a preguntarme si yo era judía. Por primera vez, pude decir que sí. Él me dijo que también era judío y me preguntó si quería jugar con él”.
Hoy en día, Betty vive en París, pero a menudo está en Israel con su hija. Años después de la pesadilla que fue la Segunda Guerra Mundial, su nieto viste con orgullo el uniforme para proteger a los civiles y al Estado de Israel.
“Creo que la historia de mi abuela me hizo entender la importancia de este país. Siempre creí de todo corazón en lo que hacemos en este país, y es por eso que quería alistarme como soldado de combate”, explica Nadav, quien sirve en la marina israelí“Ser un soldado implica hacer en lo que yo creo”.
Golda Cosher Finklstein
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 “Mi abuela nació en Lodz en 1926”, empieza a contar Chaim Alfper, un soldado combatiente en el Cuerpo de Ingeniería de Combate. Su abuela, Golda, esta muy enferma y bajo constante cuidados, pero Chaim cuenta su historia como si fuera propia. “En 1940 ya estaba en el Gueto de Lodz”. Golda creció en una familia religiosa, y era la tercera de siete hijos. Luego de vivir en el Gueto por más de un año, fue deportada a Auschwitz, junto con su hermana, Rela. “Yo la recuerdo a mi abuela contándome que recordaba estar en frente de Josef Mengale, esperando que el apuntara; derecha o izquierda. El resto de los miembros de su familia, excepto por Rela, fueron asesinados”.
Luego de un tiempo en el campo, Golda se enfermó. Un día, ella tuvo una fiebre muy alta, y estaba segura de que no pasaría la noche. Fue forzada a trabajar en la nieve, usando casi nada de ropa. “Ella dijo que trabajar en la nieve ese día le salvó la vida, porque enfrió su cuerpo”, dice Chaim.
Golda, al haber estado en Auschwitz por un largo tiempo, fue eventualmente enviada a las cámaras de gas. Ella sobrevivió gracias a un fallo, y luego fue enviada en una de las Marchas de la Muerte, un movimiento forzado de prisioneros. Luego de sobrevivir la marcha de la muerte, ella fue enviada con su hermana y otras mujeres a trabajar en una fábrica en Checoslovaquia, y mientras ella estaba ahí la guerra finalizó.
Luego de que la guerra terminó, Golda y Rela regresaron a su hogar en Lodz, pero mientras estuvieron fuera una familia distinta se había mudado dentro de su casa, y rehusaba irse. Las hermanas fueron forzadas a vivir en edificio abandonado.
En 1946, luego de ser deportada a Chipre, Golda llegó a Israel. Se casó y dio a luz a tres niños. Su hijo más grande, Shimon, nombrado luego de su hermano, y su hija más joven, la madre de Nadav, Esther, fue nombrada luego de una de sus hermanadas.
“Hace siete años cuando su primer bisnieto nació, recuerdo a mi abuela decir que su familia era su victoria en contra de los Nazis”, dice Chaim, “puede de que yo no todo el tiempo pienso en el holocausto, pero siempre me siento orgulloso usando mi uniforme. Es su victoria. Ella siempre estuvo muy orgullosa de que yo me convirtiera en un oficial de las FDI”.
Naum Plotnizki
Miki
“Mi familia nunca estuvo dispuesta a hablar sobre el Holocausto” dijo Miki Burdenik, un suboficial de la FAI“Yo casi no sé nada de lo que mi madre y mi abuela pasaron. Yo sabía que estaban en un gueto y que mi abuelo fue a luchar en la guerra y nunca regresó. Pero eso es todo”.
Miki Burdenik nació en una familia sionista en la Unión Soviética. Su abuela sólo hablaba yiddish, y cuando él era un niño, su familia decidió emigrar a Israel. “Mi abuela, incluso antes de venir a Israel, siempre me recordaba que éramos judíos. Mis padres tenían miedo de hablar de ello”.
 “Aunque yo no sé la historia de mi familia, yo sé la historia del abuelo de mi esposa. Su nombre es Naum Plotnizki”. Naum Plotniski tomó parte activa en el escape del campo de exterminio de Sobibor. Él era una de las personas que dirigieron la operación. Cuando los prisioneros decidieron que querían resistir, se sentaban juntos en cada oportunidad que tenían y planearon su escape. El día en que decidieron actuar, un soldado alemán llegó para probarle zapatos. Al inclinarse, Naum, siendo joven y relativamente fuerte, lo mató con un hacha y comenzó la huida.
Los prisioneros corrieron hacia el bosque mientras los soldados nazis les disparaban y los perseguían. Mientras Naum estaba corriendo en el bosque, dos soldados alemanes lo capturaron, pero logró para escapar. La mayoría de los prisioneros fueron asesinados, y sólo alrededor de 50 de cada 400 personas sobrevivieron.
“Es muy duro, me emociono cada vez que escucho su historia” dijo la esposa de Miki, Miri. “Pero pienso que es importante hablar sobre eso. Mi familia existe gracias a su coraje”. “Mi hijo también es soldado. La semana pasada recibió su premio en su batallón por excelencia” dijo Miki orgulloso. El mismo Miki recibió recientemente el Premio de Jefe de Estado Mayor a la Excelencia.
“Cuando estaba en Polonia con el programa  ”Testigos en Uniforme” fue muy difícil para mí ver todo eso” dijo Miki. “Las pilas de zapatos y muñecas. Cenizas. Pero es esto lo que demuestra la importancia de este país, y la importancia de tener un ejército. Estoy muy orgulloso de ser el hijo de un sobreviviente del holocausto y un soldado de las FDI”.


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