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jueves, 28 de febrero de 2013

¿POR QUÉ NOSOTROS NO SOMOS CRISTIANOS?


(De nuestro amigo No A Asimilacion Dentro del Judaismo  en Facebook)


Selección extraída del libro "El Verdadero Mesías", por Rab Aryeh Kaplan, Edit. Jerusalem de México)

Actualmente hemos oído muy poco acerca de un movimiento llamado "Judíos para Jesús". Un pequeño número de judíos parece estar encontrando muy atractivas las enseñanzas del cristianismo. Sin embargo, la gran mayoría de los judíos rechaza estas enseñanzas de la manera más enfática.



Por casi dos mil años, los cristianos han tratado de convertir al judío. Y durante todo ese tiempo, el judío se ha resistido a semejantes propuestas. Pero, ¿por qué? ¿Por qué nosotros no aceptamos a Jesús? En resumen, ¿por qué nosotros no somos cristianos?

A fin de entender esto, debemos llegar al origen de las creencias cristianas. El cristianismo empezó con un judío. Jesús vivió como judío, aproximadamente en la misma época que muchos de nuestros más grandes sabios talmúdicos. El gran Hillel vivió justamente una generación antes, y Rabí Akiba, una generación después. Nuestras propias fuentes, sin embargo, registran muy poco acerca de la vida de Jesús. Todo lo que sabemos acerca de él se encuentra en los Evangelios del Nuevo Testamento, un libro escrito por y para la iglesia cristiana inicial. Este libro, sin embargo, fue escrito originalmente para promover la causa del cristianismo y, por lo tanto, es imposible separar la persona histórica de Jesús, del "Cristo" requerido por la teología cristiana inicial.

Poco tiempo después de la muerte de Jesús, encontramos un cambio notable en las enseñanzas de sus seguidores. El cristianismo tal como lo conocemos, empezó en este período con el trabajo de Pablo de Tarso. Pablo, en un principio conocido como Saúl, fue discípulo del gran talmudista Rabí Gamliel, e inició su carrera oponiéndose activamente a los primeros cristianos. En un incidente dramático en el camino a Damasco, Pablo se convirtió al cristianismo y, posteriormente, se volvió uno de sus principales líderes. A pesar de que él nunca vio a Jesús en vida, afirmaba haber hablado con él en espíritu. Bajo el liderazgo de Pablo, muchas de las doctrinas distintivas del cristianismo fueron proclamadas por primera vez y, en su mayoría, nunca fueron cambiadas. Sus enseñanzas están registradas en sus Epístolas que forman la segunda parte del Nuevo Testamento.

Entre las enseñanzas principales de Pablo, encontramos lo siguiente:

Jesús fue el Mesías o Cristo predicho por los Profetas de la Biblia y esperado por los judíos. Él también es el hijo de D-os y, como cualquier hijo, es esencialmente lo mismo que su Padre.

El hombre es malvado y pecador. Toda la humanidad está condenada debido al pecado de Adam. La Torá no puede salvar al hombre, ya que sus muchos mandamientos dificultan su cumplimiento. Lo único que puede prevenir la total condenación en el infierno es la creencia en Cristo.

Los judíos originalmente fueron el pueblo elegido de D-os, pero fueron rechazados por haberse negado a aceptar a Su hijo Jesús. El nombre "Israel", el pueblo elegido de D-os, no es llevado más por el judío, sino por aquéllos que aceptan a Jesús como el Mesías. Sólo éstos comparten el amor de D-os. Todos los demás están condenados al infierno.

Existe solamente una ley ahora que Cristo ha venido y ésta es el amor. Uno debe seguir el ejemplo del sacrificio de Cristo y esperar pacientemente que D-os sea benévolo a cambio.
Basta con enunciar estos artículos de la fe cristiana para darse cuenta por qué los judíos no pueden aceptarlos. Tomándolos uno por uno, el punto de vista judío sería:

Jesús no pudo haber sido el Mesías. Los Profetas predijeron un mundo de paz y amor después de la llegada del Mesías y esto ciertamente no existe en la actualidad. Más aún, cualquier discusión del Mesías como "hijo de D-os" es totalmente inaceptable. En ningún lugar los Profetas dicen que él va a ser algo más que un líder y maestro extraordinario.

A pesar de que la Torá habla del pecado de Adam, nos enseña que el hombre puede sobreponerse a éste. El hombre puede no ser capaz de perfeccionarse a sí mismo, pero fue por esta razón que D-os nos dio la Torá. Es absurdo pensar que D-os nos daría una Torá que fuera imposible o difícil de seguir. En ningún lugar el judaísmo enseña que uno puede ser salvado de la condenación simplemente por creer. Cualquier creencia verdadera en D-os debe conducir a una persona a cumplir también Sus mandamientos.

Es imposible imaginar que D-os rechazaría alguna vez al pueblo judío. En muchos lugares, la Biblia afirma claramente que Su pacto con ellos sería para siempre.

En muchos lugares, la Biblia dice que la Torá fue dada por siempre. Es imposible, por lo tanto, decir que ha sido reemplazada por una nueva ley o testamento. El amor por sí mismo no es suficiente, ya que uno debe saber cómo expresarlo y, para hacerlo, es necesaria la Torá como una guía. El amor es sólo uno de los mandamientos de la Torá y las buenas acciones son su expresión necesaria.
¿Por qué creemos en estas ideas en lugar de las expresadas por Pablo y el cristianismo?

Por un motivo: nosotros no vemos ninguna evidencia de que Jesús haya sido el Mesías esperado por Israel. La promesa mesiánica incluye cosas tales como paz perfecta y unidad entre los hombres; amor y verdad, conocimiento universal y felicidad imperturbable, así como el fin de la maldad, la idolatría, la falsedad y el odio. Ninguna de estas cosas ha sido realizada por el cristianismo.

La respuesta cristiana a esto, es la simple afirmación de que todas las cosas sí han cambiado con la llegada de Jesús. Si el cambio no es visible se debe a que el hombre es malvado y no ha aceptado realmente a Jesús y sus enseñanzas. Así, el Mesías o Cristo, tendrá que regresar, a fin de probar su victoria.

El judío se niega a aceptar la excusa de que las principales profecías concernientes al Mesías serán cumplidas solamente en una "segunda venida". Él espera que el Mesías complete su misión en su primer intento. Por lo tanto, el judío cree que el Mesías está aún por llegar.

Pero también existe en juego otra importante cuestión además de la mera identidad del Mesías. El cristianismo enseña que Jesús fue también D-os en forma humana. El judío ve esto como una idea totalmente equivocada acerca de D-os. Hace a D-os muy pequeño, pues al afirmar que Él puede asumir la forma humana, disminuye Su unidad y Su divinidad.

Estamos en desacuerdo con el cristianismo no sólo con respecto a su creencia, sino también en relación con lo que el hombre debe hacer. El cristianismo tiende a negar que las acciones del hombre son finalmente muy útiles. Lo único que puede salvar al hombre es la total desesperanza en su propia maldad y su total dependencia en D-os. El judío, por otro lado, cree que el hombre puede acercarse a D-os obedeciéndolo y cumpliendo Sus mandamientos.

El cristianismo empieza con una idea acerca del hombre, mientras que el judaísmo parte exactamente con la idea opuesta.
El judaísmo empieza con la idea de que el hombre es creado a "semejanza de D-os". Por lo tanto, no tiene que ir muy lejos para descubrir lo divino en él y en los demás. Siempre existe la oportunidad de despertar lo divino en uno mismo obedeciendo los mandamientos de D-os. El judío empieza con esta oportunidad.

El cristianismo, por el otro lado, empieza con el supuesto de que el hombre es depravado y pecador. Abandonado a su suerte, el hombre está totalmente condenado. Está implicado naturalmente con el mal, y debe hacer algo para ser salvado de éste.

La primera pregunta que el cristiano se hace es: "¿qué tengo que hacer para ser salvado?". Para el judío, esta pregunta casi no tiene sentido. Ésta no es en lo absoluto la forma de pensar judía. El judío se pregunta: ¿cómo puedo servir a D-os? ¿Cómo puedo cumplir sus mandamientos? El enfoque central del judaísmo es obedecer los mandamientos de la Torá. Vemos al hombre y observamos su grandeza, ya que él puede obedecer estos mandamientos y cumplir la voluntad de D-os.

El cristianismo enseña que el hombre es tan malvado que realmente nunca puede servir a D-os. La Torá es demasiado difícil para el hombre. Lo único que el hombre puede hacer es creer en Cristo y esperar su salvación.

El judío responde que el hecho de que D-os Mismo nos haya dado sus mandamientos y nos haya dicho que los obedeciéramos, nos enseña que sí podemos servir a D-os y cumplir Su voluntad. Es inconcebible que D-os le diera a Su pueblo una Torá que fuese imposible de cumplir.

A pesar de que todos los discípulos de Jesús fueron judíos, no pudieron convencer a sus correligionarios de sus enseñanzas. Los dogmas iniciales del cristianismo parecían más cercanos a los de los gentiles paganos que a los de los judíos. El cristianismo fue rechazado cada vez más por los judíos y aceptado por los gentiles. De ese modo, se desarrolló gradualmente una iglesia gentil y su actitud hacia los judíos se volvió cada vez más hostil. El cristianismo apeló constantemente a los judíos a la conversión, recurriendo algunas veces a la crueldad y a la fuerza, pero el judío se mantuvo firme. El cristianismo pudo haber cambiado la historia de la humanidad, pero nunca pudo persuadir a los judíos. El judío resistió por su Torá y siguió su propio camino.

En esencia, hay dos enseñanzas cristianas que el judío nunca podría aceptar. El cristianismo enseña que D-os asumió la forma humana en Jesús y que la Torá ya no tenía importancia. El judío rechazó estos dogmas, aun bajo pena de muerte.

Por lo tanto, al rechazar el cristianismo, el judaísmo no rechaza nada que necesitara espiritualmente. No había nada en todas las enseñanzas de Jesús que hubieran agregado un ápice a la fuerza de la Torá. Si el cristianismo hizo alguna contribución de alguna manera, ésta fue al mundo no judío.

El judío sabía que su Torá le proporcionaba una relación única con D-os. Todo lo que él vio en el cristianismo parecía contradecir esta relación. Es por esta razón que, a lo largo de los siglos, el judío ha considerado imposible aceptar las enseñanzas del cristianismo. Él cree con fe perfecta que D-os le ha enseñado el camino y no tiene intención de abandonarlo.

Rab Aryeh Kaplan

2 comentarios:

  1. Es evidente que el cristianismo nació como una rama del judaismo que al final se acabo convirtiendo en un sucedáneo del mismo que acabo degenenerando, entre otras cosas, en la Inquisición y creando uno de las formas de antisemitismo mas antiguas que se conozcan.

    Un saludo cordial

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  2. Por otro lado, creo que otro de los grandes errores históricos del cristianismo es la institución eclesiástica y las ansias de poder e influencia de la misma, llegándose a cometer en su nombre y mediante "bulas papales" verdaderas atrocidades a lo largo de la historia

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