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domingo, 4 de mayo de 2014

¿KIBBUTZ ESPAÑOLES, EL FUTURO DE LA DIGNIDAD PARA MUCHAS PERSONAS?




Esa caja tonta que es la televisión ofrece en ocasiones muy contadas programas de gran valor social, educativo y formativo para quienes procuran rebuscar entre las diferentes ofertas de las cadenas.


Hoy he podido disfrutar de un programa en TVE2 llamado "El Escarabajo Verde" donde he podido constatar que la idea que personalmente tengo acerca de una posible salida a esta crisis social que azota a España, no es una idea peregrina, ilusa y alocada, sino que es compartida en su esencia por muchas personas.

La organización que está actuando como fermento para este tipo de actividades se llama Red Terrae, y pueden conocer algo más sobre la misma en el siguiente enlace:  RED TERRAE

Se reclama al Estado la creación de empleo. Una demanda absurda: el Estado no puede generar empleo (exceptuando la losa del empleo público). Lo que sólo puede hacer es crear las condiciones óptimas para que el empresario o los emprendedores generen puestos de trabajo.

Lamentablemente, por parte empresarial se está mostrando la peor de las disposiciones, a través de las diferentes asociaciones que reclaman en pocas palabras el regreso a los tiempos de esclavitud. Lo que fata en el empresariado español es honestidad y seriedad. La reclamación que sí que podrían hacer es pedir que se incrementaran las inspecciones de los inspectores de trabajo en busca de empresas que obligan a sus empleados a trabajar jornadas de doce horas para cubrir de esa manera las 24 horas del día sin necesidad de contratar a un tercer turno. Hay cada vez más empresas que siguen esta práctica, que se sostiene por la ceguera del trabajador que sólo ve el incremento salarial por esas horas extras obligadas. Y para el empresario es un gran negocio, ya que le permite ahorrarse el coste de seguridad social de más personal contratado. Consecuencia: pierde el Estado, que deja de percibir ingresos en la Seguridad Social, y pierden las empresas serias y éticas que se enfrentan a una competencia desleal.

¿Qué puede hacer, pues, el Estado para solucionar el problema del desempleo que hoy afecta a seis millones de personas en España? 

En teoría, esta pregunta debería ser respondida por los responsables gubernamentales. Pero dado que no tienen capacidad para ello, hay que buscar nuevas vías para que las personas puedan acceder a ese derecho constitucional tan conculcado como es el Derecho al Trabajo.

¿Un puesto de trabajo significa trabajar ocho horas diarias en una oficina o una fábrica? NO.

Un puesto de trabajo, un empleo, significa transformar la capacidad física e intelectual de una persona en un bien tangible que pueda intercambiar por bienes necesarios para su supervivencia. Esta definición es, en cierta manera, la que se puede derivar de la que ofrece el tratado El Capital, de Carlos Marx. Pero de esta obra poco más vamos a extraer. No es preciso.

Pero el caso al que vamos... ¿Puede España dar trabajo a la casi totalidad de desempleados que tiene? SI.

Pero sólo a través de una unión entre todos, a través de una tarea común en la que nos involucremos no sólo todos los desempleados, sino también el resto de la población.

España es un país rico en muchos aspectos. Tiene inmensos territorios baldíos y sin trabajar ni cultivar. No me refiero a robar más territorios a la Naturaleza, sino a poner en funcionamiento inmensas extensiones que no son trabajadas, que han sido abandonadas por variopintos motivos. Tierras durmientes, olvidadas por sus dueños y en ocasiones también pertenecientes a la propiedad comunal de municipios que se encuentran en trance de desaparición.

¿Qué puede hacer el Estado? Promover la creación de comunidades agrícolas, encaminando su actividad hacia objetivos prioritarios del país. Como ejemplo más sobresaliente, la producción de cereales para su empleo para generar biocombustibles y reducir la factura energética que viene pagando al exterior.

¿Qué es preciso para ello? El reconocimiento de la figura del trabajador comunitario agrícola, una figura en la que no cabe el tradicional cooperativista, el tradicional propietario agrícola. Una nueva figura, reflejada en aquellos que sin tener nada deciden hacer de la actividad agrícola su medio de subsistencia.

Personas cuya compensación no sea un salario en línea con los convenios colectivos, sino una ayuda que les permita subsistir con verdadera dignidad. No sólo trabajo agrícola... también serán necesarios maestros para los niños de la comunidad, médicos, mecánicos, electricistas, albañiles... no todo consiste en labrar la tierra, hay muchas más tareas que atender.

Esto, en comparación con la ayuda de 450 euros que hoy en día (por ahora) otorga el Estado como ayuda a las personas desempleadas, sinceramente es mucho mejor. Yo, para mí mismo, así lo preferiría.

Teniendo los servicios necesarios, una pequeña cantidad de dinero que les permita una cierta calidad de vida, la exención de impuestos como la seguridad social en régimen de autónomos, o los impuestos de la tierra trabajada, podría hacer posible esta idea.

¿Cómo se sufraga todo esto? Como hemos dicho, con los cultivos que el Estado pueda adquirir. El citado de los cereales para producción de biocombustibles es sólo una de tantas propuestas existentes... también podría ser la generación de electricidad a partir de fuentes diversas, la ganadería, la generación de abonos que podrían ser reutilizados dentro de la misma red de colectividades... mil cosas que sólo la imaginación puede llegar a hacer realidad. También el cuidado de los bosques, para evitar incendios, sería otra actividad a realizar. Y además, todas las que a ustedes se les puedan ocurrir. 

Todo coordinado por el Estado. Gestionado de manera óptima y correcta, que evite que como suele pasar con la mayoría de las empresas públicas acabe siendo un ente deficitario (sólo es admisible que sea deficitaria una empresa de servicios públicos, el mero hecho de ser un servicio público ya indica su renuncia a obtener un beneficio empresarial. Y aún así, este déficit debe ser controlado de manera eficiente).

¿Y qué tiene que ver todo esto de lo que les hablo, con Israel...? Pues para mí, mucho... ¿Recuerdan eso que permitió el afianzamiento del Estado de Israel, esas colectividades llamadas Kibbutz...?  Pues serían algo muy, muy, muy parecido.

Incluso, al verse reflejados en ellos, muchos de sus integrantes podrían dejar de ser parte de esa inmensa mayoría de personas que por mor de la manipulación mediática, por ignorancia de la realidad y por miserias culturales recibidas en su infancia, hoy en día son antisemitas. O antisionistas, que es lo mismo.



1 comentario:

  1. Sería una gran solución y no sólo para España, lo único que hace falta es tener ganas de emprender algo.

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