La prensa internacional se hace eco de la ruptura de las negociaciones por parte de Israel.
A los ojos de la opinión pública, es Israel quien condena estas negociaciones al fracaso. Y presentando la noticia de esta forma, queda patente la voluntad por parte de los medios de comunicación de falsear la realidad de un proceso que nació envenenado hace más de veinte años, cuando la parte palestina se presentó a los Acuerdos de Oslo con la única voluntad de firmar papel mojado.
Resumiendo, tenemos que:
- En dichos acuerdos, se establece que serán las dos partes, palestina e israelí, quienes deben llegar a un acuerdo de paz que garantice el futuro de ambos pueblos. Se establece un periodo de cinco años que se mostró insuficiente ante las continuadas agresiones terroristas por parte de grupos palestinos sufridas por Israel. Posteriormente, la declaración de las sucesivas intifadas por parte palestina, condenaba al fracaso el proceso negociador. No obstante, pese a la nula aportación palestina, en el año 2005 Israel evacúa la franja de Gaza que entrega al control palestino. Un paso unilateral no compensado por la otra parte en ningún momento.
- Se acuerda que la parte palestina no acudirá a estamentos supranacionales para intentar obtener un reconocimiento como Estado. Las posteriores demandas de admisión como Estado observador en la UNESCO en 2012 y actualmente en una quincena de organizaciones pertenecientes a la ONU confirma que la parte palestina incumplió su compromiso.
- La ANP no sólo no ha perseguido las acciones terroristas contra Israel, sino que las ha aplaudido y recompensado a sus autores mediante la concesión de pensiones a presos (con cargo, además, a las ayudas internacionales que recibe de los países occidentales).
- Tampoco las excarcelaciones de reos de sangre por parte israelí han obtenido ni la compensación ni el reconocimiento por parte de la ANP. Antes bien, estos asesinos han sido recibidos como héroes nacionales.
- La deriva del principal garante de dichos acuerdos, Estados Unidos, hacia posiciones de apoyo a regímenes totalitarios de corte islamisma, así como las conexiones de familiares del mismo presidente Obama con la organización terrorista Al Qaeda, aparte de su educación musulmana durante su adolescencia, quiebra su papel incluso como mediador entre ambas partes, la palestina y la israelí.
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Israel, pues, está sólo en la esfera internacional. Aislado, aparentemente. Tras la traición del presidente Obama (que no de su pueblo), las brutales presiones de un cretino apellidado Kerry y el alineamiento de los elementos más islamófilos de la UE a favor de la parte palestina, el horizonte es de difícil entendimiento.
Es posible que las relaciones que se están engrasando con Rusia y con China puedan ayudar en algo al mantenimiento de un "status quo" provisional hasta que finalice el mandato del primer presidente antiamericano en la Casa Blanca. Esperemos que no repita mandato... aunque viendo la deriva de las sociedades occidentales, nada es predecible.
Lo que es cierto es que tras este episodio de la existencia del joven Estado de Israel, estos lazos con las dos potencias que hasta ahora no han sido especialmente amistosos deben seguir desarrollándose y fortaleciéndose.
Sé que la mano de Israel sigue estando dispuesta para hablar de paz con la parte palestina. Pero ahora es momento, lamentablemente, de estar dispuestos para ir a una indeseada guerra. Y no por deseo israelí, sino por prepotencia y odio por la parte palestina, y la condescendencia que con ellos tiene la comunidad internacional.
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