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jueves, 20 de noviembre de 2014

PILAR RAHOLA: "NO SOY UN PERRO JUDÍO"




Mariola Vargas, en su "examen" para ser idónea para el cargo de alcaldesa de Collado Villalba. La aprobaron... : "Voy a mostraros lo que soy. No te voy a decir que soy un perro judío, que no lo soy"



La verdad es que los esfuerzos que hace el PP para que Podemos tenga un gran resultado son encomiables. Yo, de Pablo Iglesias, le enviaría un cariño, porque ciertamente el PP no para de irritar al electorado con gestos que abundan en la idea de la prepotencia y el desamparo. Lo ultimísimo, lo de los viajes de "trabajo" de Monago y la velocidad de crucero para pagar la millonada de Castor al rey del palco del Bernabeu, noticias ambas que caen como puñaladas en la muy apuñalada ciudadanía. Y más cuando sabemos que lo de Florentino lo pagaremos los sufridos durante treinta años... ¿Realmente no se dan cuenta de hasta qué punto hay hartazgo precisamente por este tipo de acciones? Y ello sin contar la gran corrupción, la presión sobre fiscalías y jueces, la incapacidad económica, el gran cabreo catalán... Parece que no, parece que no se enteran, quizás porque la inercia de la rueda acostumbra a despistar al hámster de la dura realidad: que anda mucho, pero no va a ninguna parte.

A alguna parte, sin embargo, sí que ha ido la nueva alcaldesa de Collado Villalba, señora Mariola Vargas, cuyas perlas en el "test" a que fue sometida para probar su "idoneidad" -nueva fórmula inventada por Esperanza Aguirre- dejan un fino retrato de su pensamiento. Entre otras cosas aseguró que "ser corrupto es una opción personal", como "elegir entre vino o cerveza", y remachó con una expresión que en cualquier país normal habría encendido las luces de alarma. El diálogo fue de tal guisa: "¿Hay algo más que nos puedas decir para saber que has dicho la verdad?", le preguntó Fernando Martínez Vidal, concejal del PP en el distrito de Salamanca. Y la señora Vargas respondió con salerosa contundencia: "Más que deciros, voy a mostraros lo que soy. No te voy a decir que soy un perro judío, que no lo soy". Es decir, alguien que se sometía a un presunto examen del buen hacer político para dirigir un municipio, soltó una culebra antisemita clásica, merecedora de Código Penal, y la consideraron buena para el cargo. Y no sólo eso, sino que la mayoría de medios que hablaron de la señora no consideraron ni grave, ni reseñable, ni escandaloso el término antisemita usado. A excepción de las organizaciones judías y del clamor en Catalunya -donde está bastante más evolucionada la lucha contra el antisemitismo-, nadie le ha pedido rectificación, disculpa o cualquier atisbo de vergüenza. Por supuesto doña Mariola tampoco ha considerado necesario decir nada al respecto y así el PP la ha bendecido como alcaldesa.

Sabemos, pues, que no es una "perra judía", y sabemos que ese término racista, embrutecedor y alegórico de siglos de odio a un pueblo no molesta ni al partido que la coloca ni a los medios que la retratan.

Y si todo eso lo sabemos, lo que sabemos es terrible: que el PP tiene en Collado Villalba una alcaldesa con tics antisemitas y no le importa. 

Asquito.



Pilar Rahola
La Vanguardia. Barcelona. 
17/11/2014 

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