Translate

sábado, 30 de agosto de 2014

EL TERROR DEL I.S.I.S. SE EXPANDE




El avance de las milicias del llamado "Estado Islámico en Irak y el Levante" parecía ser -hasta no hace sino unos pocos días- una marea incontenible. El grupo de milicianos islámicos fanáticos sunita que responde a ese "califato", se ha apoderado de nada menos que un tercio del territorio de Siria, así como de un tercio del territorio de Irak. En poco tiempo, entonces, ha llegado a controlar un territorio bien significativo, afectando la integridad territorial de los dos países mencionados.



Además ha capturado lo sustancial de los yacimientos de hidrocarburos que estaban en producción en el primer país y cinco yacimientos adicionales en territorio de Irak. Todo un temprano botín de guerra, que se acrecentó dramáticamente cuando -al apoderarse de Mosul, la segunda ciudad de Irak- las fuerzas de ISIS (según las siglas en inglés) se hicieron de fondos líquidos que algunos estiman en unos 500 billones de dólares.

Por esto, los Estados Unidos, convocados -expresamente y de urgencia- por el gobierno de Irak, han vuelto a combatir en ese país. Aunque, por ahora, tan sólo desde el aire. Sus 35 bombardeos aéreos -realizados en apenas tres días- fueron todo lo eficaces que se suponía. Porque permitieron a las fuerzas militares de la minoría kurda, los peshmerga, recuperar el control sobre la represa de Mosul, en una acción estratégicamente crítica. Insólitamente, los cazas norteamericanos debieron bombardear allí a varios sistemas de armas de origen norteamericano, que en algún momento fueran entregados al ejército de Irak, capturados por ISIS en Mosul.

Por esto Barack Obama está pidiendo a su Congreso autorización para poder actuar desde el aire también en el espacio aéreo de Siria. Más allá de los meros vuelos de reconocimiento que ya están operando. Lo que supondría comenzar a mantener alguna coordinación con la aviación siria. Algo impensable, hasta no hace mucho.

Pese a la enorme importancia que cabe asignar al apoyo aéreo, lo cierto es que ninguno de los países árabes del Golfo ha participado, ni ofrecido participar, en las operaciones militares aéreas realizadas contra ese grupo fanático. Hablamos de más de un millar de cazas de última generación, estacionados en tierra. Esto, presuntamente, debería cambiar. Pronto. En línea con lo que Egipto y los Emiratos están haciendo en Libia.

La existencia esta realidad de horror y salvajismo está precipitando cambios. Como el de Alemania, que acaba de ofrecer expresamente armamentos a Bagdad. Pese a ser el tercer exportador de armas del mundo, Alemania se había -hasta ahora- opuesto insistentemente al levantamiento del embargo europeo de armas respecto de la guerra civil en Siria. Francia, mucho más activa en esto que Alemania, está desde hace rato suministrando armas a los insurgentes sirios. Hablamos de aquellos que pertenecen a las líneas más moderadas que combaten al régimen de los Assad en el norte de su país. Y está sugiriendo que Irán debería coordinar su acción contra ISIS con la del resto de la comunidad internacional. Italia, por su parte, está también suministrando armas a los opositores moderados sirios. Fuerzas especiales británicas buscan hoy en el terreno a quien se supone fuera el verdugo de James Foley.

Pese a que la aparición de los califatos radicales no es un fenómeno nuevo -como lo demuestra lo sucedido en Afganistán en tiempos de los "talibanes"; o en Sudán, Mali, Bengazzi o Nigeria, más recientemente- nunca esos experimentos habían obtenido tanto poder y representado un peligro directo tan enorme para la comunidad internacional.

Las banderas negras de ISIS han aparecido ya en protestas callejeras tanto en París, como en Bruselas y Londres.

Puede entonces hasta pensarse que las banderas negras que representan a la intolerancia como identidad podrían aparecer, de pronto, también entre nosotros.

Quizás, como alguna vez aparecieron las palestinas en nuestros estadios de fútbol. Sería grave. Particularmente cuando nuestra sociedad está aturdida por haber sido víctima de toda una década de prédica incansable de odios y resentimientos.

Ocurre que, para ISIS, todos estamos incluidos en la lista de aquellos que, si no abrazan su credo, renunciando al propio, deberían en algún momento morir.

Lo que parece un absurdo en el mundo de hoy pero que, no obstante, como realidad es innegable.

Esa es, precisamente, la razón de las alarmas que hoy resuenan por doquier. Cabe recordar que los cristianos hemos, en el pasado, sido intransigentes en lo religioso. Incluyendo a Santo Tomás. Y a Juan Calvino, cuando la ejecución de Miguel Servetus. No obstante, desde el Concilio Vaticano Segundo, hemos comprendido que la fe no puede nacer y, menos aún, crecer o mantenerse a sablazos, desde que debe nutrirse de la libertad, todo lo contrario a la coacción.

FUENTE: DIARIO LA NACIÓN (EMILIO CÁRDENAS)

No hay comentarios:

Publicar un comentario