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domingo, 27 de julio de 2014

CONVIENE RECAPACITAR





PRÓLOGO (GEDEÓN98)
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En estos momentos en los que Am Israel está llevando a cabo una batalla decisiva en su larga guerra por la Paz, creo que estas palabras del rabino Nissan ben Avraham que publico a continuación deben obligarnos a recapacitar en lo que atañe a nuestra relación con el Eterno (B"H). Palabras escritas hace poco tiempo, cuando aún existía la esperanza de liberar a nuestros tres chicos lamentablemente asesinados, Guilad, Eyal y Neftalí, 

En estos momentos, aún a costa de pérdidas humanas irreparables por parte del Tzahal y de algunos inocentes utilizados en contra de su voluntad como escudos humanos, Israel parece tener controlada la situación en la Franja de Gaza. Sin embargo, creer en que sólo con nuestra fuerza militar va a ser posible llevar a buen término esa tarea es algo que personalmente (Gedeón) considero que puede caer dentro de lo que deberíamos considerar soberbia. Y esta es una de las cosas de las que debemos rehuir a toda costa.

No sería la primera de las veces en las que el Eterno deja a su suerte a Su pueblo por diversos motivos. Actos de aparente abandono que no tienen otro objetivo más que cada judío mire dentro de sí y que abandonando esa confianza basada en su fuerza, la transmute en la confianza basada en la Fe en el Creador. 

Nunca debemos olvidar que todo aquello que tenemos, desde las diversas armas de campo, pasando por los vehículos y hasta el mismo sistema Cúpula de Hierro no son sólo fruto de la inteligencia de la personas, sino de la iluminación de estas por la Luz del Altísimo.

Hay que utilizarlas, pues, desde la Fe y en aras de alcanzar el bien más preciado para la Vida: la Paz.

Ojalá que los actos de todos aquellos que se esfuerzan en la defensa de Am Israel sean dignos de esbozar una sonrisa en Su semblante.

Lamento no ser más que un gentil que ama al Pueblo de Israel. Ojalá hubiese podido expresar mejor mis sentimientos para hacerlos llegar a todos vosotros.



MEDITACIONES DE RABÍ NISSAN BEN AVRAHAM
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MEDITACIONES CON EL RAPTO DE NUESTROS TRES HERMANOS

Hay unos valores en el Judaísmo considerados como básicos, importantísimos, por los cuales nos desvivimos.

Entre ellos están, por supuesto, la oración al Creador, que demuestra nuestra fe en que Él conoce lo que hacemos e interviene en el Mundo, y también está el enorme valor que le damos a la vida, a la vida de cada uno de nosotros, a la vida en sí.

Pero por encima de todos estos valores, está el de la unidad entre nosotros, la unidad del Pueblo de Israel. Nos enorgullecemos de que las diferencias que hay entre nosotros, de partidos, de tendencias religiosas, ashkenazitas, yemenitas, sefarditas, etíopes, etc. nos dan un colorido especial, una vitalidad importantísima.

Pero a veces estas diferencias molestan y pueden convertirse en muros divisorios, y es necesario anularlos. 

Cuando el Pueblo de Israel debe enfrentarse a grandes empresas, a grandes desafíos, o cuando está en grave peligro a causa de errores cometidos y que merecen un ‘castigo’, una corrección, por parte del Creador, son necesarias unas demostraciones de unidad que vayan mucho más allá de lo normal. 

Algo así ocurrió en las tres semanas que precedieron a la Guerra de los Seis Días, desde el 19º Día de la Independencia hasta que estalló la guerra. Todos nos sentimos hermanos, tanto los que vivían en Israel como en toda la Diáspora. Lo mismo ante la Guerra del Líbano hace más de treinta años, o con el rapto de Najshón Waksman, y de Guilad Shalit, etc.

Esta sensación de unidad es la que nos hace dignos de los regalos que el Creador nos otorga, o la que nos libra de los ‘castigos’ que, como sociedad o como nación, nos merecemos.

Por esto, al ver esta ola de tsunami unificadora que está envolviendo todas las capas de la sociedad israelí, podemos estar seguros que nos estamos librando de algo muy gordo, o que nos estamos ganando algo muy importante, como lo que ocurrió con la Guerra de los Seis Días, cuando cuatro países a nuestro alrededor se unieron para exterminarnos y no tan solo no lo consiguieron, sino que conseguimos liberar importantes partes de nuestra Patria Ancestral de manos de un enemigo que no nos permitía ni siquiera visitarlos como turistas.

Confiemos, al estrechar con gran fuerza nuestros lazos fraternales, que no sea necesario que ninguno de los tres secuestrados, Yaacov Naftalí ben Rajel Dvorá, Guilad Mijael ben Bat-Galim y Eyal ben Iris Teshurá, sufran ningún daño y puedan regresar al seno de sus familias sanos y salvos.

Para ello es importantísimo descartar de nuestro vocabulario cualquier tipo de ‘lashón hará’, malas lenguas, difamaciones, insultos y desprecio hacia cualquier rama o individuo de nuestro pueblo y, al contrario, fomentar el apoyo y la ayuda mutua, la fraternidad entre todos y cada uno de nosotros. Esto da fuerza moral a nuestros soldados, políticos y servicio de inteligencia, para llevar a cabo su misión sin tropiezos y que podamos alegrarnos sin reservas con su pronta liberación.

Nissan Ben Avraham


EPÍLOGO (GEDEÓN98)
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En efecto Am Israel se ha librado de, como bien dice Nissan, "algo gordo".

Sabemos ahora, tras la invasión de Gaza, que Hamás tenía como objetivo a corto plazo un ataque combinado entre su artillería con misiles y fuerzas de comando a través de sus túneles. Su objetivo era entrar en Israel protegidos por una lluvia de cohetes que dispersara la capacidad de respuesta de las IDF, asesinar a cuantas más personas mejor, secuestrar al máximo número posible de judíos y retornar a Gaza por esos mismos túneles.

Este plan se llevaba gestando desde hacía doce años, y su fecha era para la celebración de Rosh Hassana, cuando muchos soldados obtienen permiso para estar con sus familias y son dos días en los que el estado de alerta de las IDF se relaja un poco.

Pregunto... ¿Habría sido tan contundente como ahora la respuesta de Israel si hubiesen sabido que entre esos escudos humanos se encontraban judíos secuestrados? Sinceramente... no estoy seguro. Aunque posiblemente se hubiese tenido que optar por dar seguridad a todo un pueblo incluso a costa del sacrificio de algunos (o muchos) inocentes. Eso sí, intentando salvar al máximo número posible de rehenes.

Como se puede ver, la muerte de nuestros tres chicos, Guilad, Eyal y Neftalí, salvó a Israel de una de las peores páginas de su lucha contra el terrorismo asesino de Hamás.

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