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viernes, 15 de febrero de 2013

PARASHÁ DE LA SEMANA



SHABAT SHALOM - Viernes 15 de Febrero 2013 
5 Adar 5773 

Parashá de la Semana: 
Terumá



Haftará de la Semana:

Melajim / Reyes I
5:26-6:13


RESUMEN DE LA PARASHÁ DE LA SEMANA


El Eterno dijo a Moshé que ordenara al Pueblo de Israel traer ofrendas donadas por cada uno y de corazón.  Oro, plata, cobre, lino, cueros de carnero, telas, pieles, maderas de acacia, aceite para las luminarias, piedras de ónix y de engarce, especias, inciensos, todos elementos para construir un Mishcán (santuario).  Hashem indicó cómo debía ser el tabernáculo y todos los utensilios que allí se utilizarían.  Todo fue conforme al modelo Divino. 
El santuario tenía un patio exterior, donde se encontraban el altar para quemar ofrendas, la vasija usada por los Cohanim para el lavado de manos, y el Tabernáculo, que estaba dividido en dos cámaras por una cortina.
La cámara exterior fue llamada Kódesh (lugar sagrado), donde se encontraban el candelabro de oro puro, labrado que tenía seis brazos, tres en cada costado, y el Mizbeaj Haktóret (altar del incienso).
La cámara interior, llamada Kódesh Hakodashim, era un espacio al que solamente podía ingresar el Cohén Gadol y únicamente en Yom Kipur.  En su interior se estaba el Arón (arca), que contenía las dos tablas de piedra en las que estaban grabadas los Diez Mandamientos.
El arca era de madera de acacia revestido en oro puro con dos querubines de oro sobre los extremos del propiciatorio.  También una mesa de madera de acacia revestida en oro con molduras, para poner sobre ella el pan de la proposición (Lejem Panim).
Los utensilios debían ser de cobre bruñido.
El Todopoderoso detalló e instruyó las formas y medidas para la construcción del Mishcán y sus elementos, hasta en lo más minucioso.
                                                                OOOOOOO

UNA REFLEXIÓN SOBRE LA PARASHÁ:
"Las estacas permanecerán en los aros del arca; no serán quitadas de allí" (Éxodo 25:15)
La Torá es la patria portátil del pueblo judío. Durante la mayor parte de su historia, los judíos estuvieron en el exilio. Pero aunque se tratase del exilio babilónico o del exilio de Italia, el de Turquía o el del Maine, el judío siempre pudo enrollar su patria, la Torá, y llevársela consigo. No es tanto que los judíos hayan conservado la Torá, como que la Torá conservó a los judíos. Cuando todas las fronteras se les cierran, cuando nadie está dispuesto a concederles una visa, la Torá los recibe con los brazos abiertos. Las estacas del “arón” jamás debían quitarse del “arón”. Debían permanecer en su sitio en forma constante. El primer Beit HaMikdash duró 400 años. Y a lo largo de todos esos siglos, las estacas permanecieron en su sitio; la Torá estaba lista para trasladarse de un momento a otro.
Era un símbolo de que la Torá no está atada a ningún lugar. Dondequiera que vayan los judíos, tanto por voluntad como por la fuerza, enrollan su patria portátil y se la llevan consigo.
(Rabí Shimshon Rafael Hirsch) 



by Yeshivá sefaradita de Jerusalén

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