Esta misma misiva, exactamente esta misma, ha sido remitida vía
correo electrónico a la embajada francesa en Madrid. Espero que siga camino de
París de alguna manera y que llegue a ser conocida por alguien por quien he
sentido un inmenso respeto pero que me ha defraudado absolutamente, uno a quien
hasta hace muy poco yo llamaba respetuosamente Monsieur François Hollande.
Hola, Paco:
Me dirijo a ti con esta variante de tu nombre porque para mí
es ya imposible guardarte el respeto que merecerías como presidente de tu digno
país, la hermosa Francia. Cuna de la libertad, madre de un himno que yo también
considero mío, la hermosa Marsellesa, que ha traspasado fronteras y que a
cualquier persona de bien debe causar profundas emociones. Tienes suerte con tu
bonita tierra y con todas las gentes de bien que la habitan. La Grandeur de la
France no es un mito… se respira a cada paso en toda ella.
Pero estoy MUY ENFADADO contigo. Mucho. Hace meses, muchos
meses, me tomé el trabajo de traducir al castellano el bendito discurso que
diste ante tu pueblo, durante la conmemoración del aniversario de la redada del
Velódromo de Invierno, anunciando la más firme posición de tu gobierno en
contra del antisemitismo. Decías que este iba a ser extirpado de raíz allá
donde aflorase. Iba a perseguirse a quien hiciese cualquier tipo de
declaraciones que pudiese suponer un renacer de la barbarie que durante los
oscuros años de la Segunda Guerra Mundial llevó a los campos de exterminio a
seis millones de personas, de ellas un millón y medio niños… ¿Tienes hijos? Yo
sí, y eso me hace entender la inmensa tragedia que el asesinato de uno sólo de
ellos supone para la Humanidad.
Y sin embargo, en estos momentos, pese a las protestas de
una parte importante de tu pueblo, estás permitiendo que en un museo público
esté teniendo lugar una de las exposiciones más abyectas que pueden hacerse hoy
en día: la glorificación de asesinos que han quitado la vida a miles de
personas inocentes. Asesinos que en el nombre de una falsa identidad nacional
han dado muerte a hombres, mujeres y niños indiscriminadamente. Y digo falsa
identidad nacional porque la nacionalidad palestina jamás ha existido, como
demuestra la Historia y la Arqueología, incluso eso que vosotros llamáis la
Biblia.
Estáis dando cobijo a una inmunda exposición que miente al mundo, a
todos aquellos que acuden inocentemente a verla. Una exposición en la que se
diviniza a simples criminales que durante años han sido el terror de personas
que simplemente iban a su trabajo en el autobús, acudían a los mercados a
comprar la comida para sus familias, o estaban disfrutando con sus hijos mientras
comían una pizza. Asesinos que no merecen más que nuestro desprecio y
mostrarlos al mundo como lo que realmente son, engendros con forma humana pero
carentes de alma y de sentimientos.
Sin embargo, no se saca la otra cara de la moneda. Las
personas a quienes esos seres abyectos han arrancado de este mundo. Tampoco el
dolor de sus familiares y amigos. Tampoco se hace una reseña al verdadero
origen de esta lucha, que es la intransigencia árabe ante la justa
reinstauración del Estado de Israel, apoyada por todo el mundo digno.
Intransigencia de unas gentes que apoyaron firmemente a un régimen nazi al que
la Libertad, a costa de millones de vidas de soldados, pudo derrotar.
Han pasado días, muchos días con esa exposición abierta.
Tantos, que en estos momentos no sólo es necesario que sea clausurada
inmediatamente. Sino que además hagas unas declaraciones pidiendo PERDÓN por tu
falta de cuidado, porque se te ha colado dentro de tu misma casa no sólo el
fantasma del antisemitismo, sino toda una legión de criminales, asesinos y,
sobre todo, mentirosos. Porque la madre del crimen es la mentira.
No sé si me creerás, pero me gustaría poderte volver a
llamar Monsieur Hollande, que es como yo te he llamado desde el principio, con
todo el respeto que como presidente de Francia mereces. Pero hasta que no adoptes una postura firme
contra esa apología de la barbarie que se exhibe en el Jeu de Paume me va a
resultar imposible.
Pese a todas mis duras palabras, no puedo dejar de decir
como persona amiga del pueblo francés: VIVE LA FRANCE.
Destinatarios a quienes ha sido remitido este mensaje:
ResponderEliminarSector cultural
Nicolas PEYRE, Agregado Cultural
Guillaume JUIN, Responsable Mediateca