El regreso de los judíos a Inglaterra
Cuando comenzó la guerra entre Inglaterra y España, en 1656, los ingleses expropiaron las posesiones españolas en Inglaterra (como hicieron los españoles con las inglesas), entre ellas dos barcos que pertenecían a Antonio Robles. Pero de pronto el dueño reclamó la expropiación declarando que no era un católico español, sino un judío. El Concilio de Estado reexaminó su caso y sus propiedades le fueron devueltas.
Esto ocurría poco después que Oliver Cromwell intentara, sin éxito, anular el decreto de expulsión de los judíos de Inglaterra, expedido en 1290 por el Rey Eduardo I. Después de este acontecimiento y con la guerra anglo hispana, desaparecieron los obstáculos que impedían el retorno de los judíos a la isla de Albión.
En realidad, habían llegado ya los judíos, como furtivos inmigrantes, desde principios del siglo XVI, justo después de la expulsión de los judíos de Portugal y en su camino desde los puertos lusitanos hacia los Países Bajos. Pero su presencia era secreta, ilegal; más como españoles o portugueses que residían en el país, que como judíos que quisieran acceder a la nacionalidad inglesa.
Los judíos holandeses, huidos poco más de dos siglos antes de la Península Ibérica, habían pedido permiso para establecerse en la Gran Bretaña y ahora lo recibían. Entre ellos estaba el rabino de Ámsterdam, Manoel Dias Soeiro, mejor conocido como Manasés Ben Israel, que se había entrevistado con Cromwell el año anterior y que en sus dos últimos años de vida pudo ver su sueño cumplido.
Las primeras sinagogas
Los criptojudíos se quitaban su disfraz y se convertían en los nuevos miembros de la comunidad judía de Londres, estableciendo su primera sinagoga en un primer piso de una casa en Creechurch Lane, ya en el año 1656.
Cuatro décadas después, en 1698, se veían obligados a ampliarla, ya que el flujo de fugitivos judíos procedentes de la Península Ibérica continuaba y por ello el rabino David Nieto nombró un comité formado por António Gomes Serra, Menasseh Mendes, Alfonso Rodrigues, Manuel Nunez Miranda, Andrea Lopez, and Pontaleão Rodriguez quienes contrataron a un Quaker, un puritano inglés llamado Joseph Avis, quien no quiso cobrarse todo el sueldo, ya que participaba en la construcción de una casa de D’ios. Las obras acabaron en 1701 y puede decirse que no ha cambiado casi nada, ni en los adornos, ni en el mobiliario, hasta hoy día.
El edificio contrasta mucho con los modernos edificios que la rodean, como el famoso edificio “Pepinillo” (the Gherkin), como popularmente se conoce a la torre “30 St. Mary Axe” de Norman Foster.
Curiosamente, el edificio está ubicado cerca de la famosa Aldgate de Londres, la puerta oriental al recinto amurallado de la antigua ciudad, donde estaba ubicada la Old Jewry, la Antigua Judería, hasta que los judíos fueron expulsados en 1290. En las últimas décadas, la mayoría de los judíos sefarditas miembros de la comunidad, se alejaron al encontrar otros barrios más tranquilos, o con más presencia judía que el multitudinario barrio comercial de la City of London.
Centro de referencia
Maurice Bitton, encargado de la conservación de la sinagoga, explica como, tras tantas idas y venidas, la actual comunidad judía en España está viéndose incrementada. Según nos cuenta, cada vez más los españoles desean ahondar en sus raíces, y en ocasiones, acaban encontrando judíos conversos en su pasado. Durante el franquismo, muchos fueron forzados una vez más a abandonar España, asentándose en muchos casos en el país vecino Marruecos. Actualmente, parte de los que marcharon entonces residen en Ceuta, Melilla, Madrid y Barcelona entre otros puntos del país.
Aquellos que buscan su historia, quedarán sin duda complacidos al conocer la sinagoga Bevis Marks, un sorprendente nexo entre Londres y España, entre el mundo judío de siglos atrás y la realidad que esta comunidad vive hoy en día. Actualmente, tan sólo entre veinte y cuarenta personas atienden los servicios diarios. Muchos, explica Bitton, se han trasladado a otras zonas de Londres más alejadas del centro. Sin embargo, viajeros judíos y no judíos siguen visitando cada año este templo, que pese al paso del tiempo, previsiblemente continuará inamovible, contemplando como hasta ahora el devenir de la ciudad que se extiende a su alrededor.
FUENTE: BEIT HAANUSIM-SU CASA (RAV. NISSAN BEN AVRAHAM)