Nos desayunamos hoy con que el "occidental" que acabo con la vida del reportero James Foley no es ni más ni menos que un ser marginal de la sociedad inglesa. El típico "inútil de la vida" carente de capacidades ni de ganas de doblar su espalda para realizar un trabajo.
Por supuesto dedicado a aquello que más le apetece... es un "cantante", un tipín dedicado a la "música", si es que al rap se le puede denominar con esta palabra.
Y por supuesto con papá pagando todos sus caprichos.
¡Ah...! Se me olvidaba... y que tiene MUY POCO de inglés salvo haber entrado su padre, el egipcio Adel Abdul Bary, en 1993 en el Reino Unido bajo la condición de asilado político... Evidentemente parece ser que eran justas las imputaciones que Egipto tenía contra él, como bien demuestra que en 2012 fuese extraditado a Estados Unidos para responder de crímenes de terrorismo en la órbita de Al Qaeda.
Queda claro, pues, que no fue un europeo quien asesinó a James Foley. Su asesino fue un musulmán que habiendo pasado la mayor parte de su vida en Occidente fue incapaz de integrarse en dicha sociedad. Y no por dificultades económicas que impidiesen su adecuada interacción con sus vecinos, ya que al marchar abandonó una casa valorada en un millón de euros... ¿Era un ser marginado, o un ser marginal?
Afortunadamente Gran Bretaña tiene en vistas cambios serios con respecto a la retirada de nacionalidad a aquellos indivíduos relacionados con crímenes yihadistas. Al menos parece que algo empieza a funcionar en Europa.
En España cualquier tipo de medida similar a esta encontrará la fuerte resistencia y oposición de una izquierda islamófila que pretende mantener unos puestos en el espectro político que hace tiempo perdieron y que mantienen a duras penas gracias a la manipulabilidad de la opinión pública de uno de los países más corruptos y analfabetos de toda la Comunidad Europea.
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