Capítulo 62
David ora por la caída de sus enemigos.
Para el Director del Coro, sobre el iedutún, un Salmo por David: Sólo a D-os [aguarda] silenciosa mi alma, [pues sólo] de El es mi salvación. Sólo El es mi roca y salvación, mi fortaleza; no vacilaré mucho. ¿Hasta cuándo tramarán contra el hombre [recto]? Perezcan todos ustedes, como una pared ladeada, una cerca volcada. Sólo por su arrogancia maquinan volcarme, favorecen la falsedad; con sus bocas bendicen, y en sus corazones maldicen, sela. Solamente a D-os [aguarda] en silencio mi alma, pues mi esperanza es [satisfecha] de El. Sólo El es mi roca y salvación, mi fortaleza; no vacilaré. Sobre D-os [apoyo] mi salvación y honor; la roca de mi fortaleza, mi refugio está en D-os. Confíen en El en todo momento; nación [mía], viertan [cada uno] sus corazones ante El; D-os es un refugio para nosotros por siempre. Los hombres no son sino vanidad; hipócrita [la promesa de] la gente. [Puestos ambos] en la balanza, son más livianos que la vanidad. No depositen su confianza en la explotación, ni la esperanza inútil en la defraudación. Si la riqueza [corrupta] crece, no le presten atención. Di-s habló una cosa, dos escuché yo: que la fortaleza pertenece a Di-s y que Tuya, Adonái, es la benevolencia. Pues retribuyes a cada hombre según sus actos.
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