Hace unos días el Primer Ministro palestino, Salam Fayad, presentó su
dimisión al Presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen, poniendo así fin a
sus seis años de mandato, caracterizados por un avance económico evidente y
constante y por una coordinación estrecha con Israel que ha beneficiado tanto
israelíes como palestinos.
No es un gran secreto que Salam Fayad tenía muchos enemigos. Los
agentes del odio y las bandas terroristas, que tienen como objetivo mantener a
su población en la pobreza y en la lucha constante, no aceptaban el avance que
el Primer Ministro estaba llevando a cabo y más de una vez intentaron echarle
de su puesto, no por haber fracasado en sus tareas, sino justo por todo lo
contrario.
Algunos medios de comunicación "celebraron" su dimisión
diciendo que ahora Abu Mazen, al haberse deshecho del obstáculo que
representaba Fayad, podrá concretar su pacto de acercamiento a Hamás. Esto pone
en evidencia que el moderado Salam Fayad ha sido sacrificado por Abu Mazen para
poder volver a abrazarse con los terroristas de Hamás.
Una y otra vez vemos como a la hora de elegir entre la paz y Hamás, Abu
Mazen se decanta por lo último.
Me pregunto qué aprenden los palestinos viendo a su líder tomando
reiteradamente esa decisión.
Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel
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