La elección del nuevo Papa Francisco I supone un giro radical en la política vaticana.
Atrás quedan episodios muy recientes de declaraciones con un marcado carácter antisemita pronunciadas por gentes que pese a su inmensa responsabilidad pastoral no quisieron meditar sus palabras antes de pronunciarlas. Llamar a Israel “asesino de niños” fue una de las peores declaraciones posibles que se han hecho en muchos años.
Mi situación personal en estos momentos es un tanto delicada. Yo ya no soy cristiano, de facto y de sentimiento. Pero no por ello debo dejar de ver las actuaciones justas de muchos que con su voto han dado a la Iglesia Católica una figura que se presiente que será un nuevo foco de Luz en las almas de millones de personas.
Yo creo que el Eterno no nos abandona, ni aún cuando se forma parte de un grupo religioso como es el cristiano. Porque yo creo que debe entender que cuando una persona nace en su seno, indefectiblemente pasa a formar parte del mismo. Con sinceridad y por supuesto que la inmensa mayoría con bondad y misericordia en sus corazones.
Lo verdaderamente importante es saber dónde está el lugar de cada uno. Y creo que con Francisco I este asunto está resuelto… él está, su sitio está, junto a los pobres. Como un buen Papa. El más alto, junto al más bajo. Y el resto, mirando y aprendiendo, que buena falta hace.
Francisco I, en su etapa argentina, viajando en metro.
Pero lo más importante de este nuevo Papa es lo que comentaba al principio… se conjuran aquellas figuras de marcado carácter anti israelí que podrían haber llegado al solio pontificio. Sólo imaginar la figura de un sucesor de Pedro realizando declaraciones antisemitas, sólo eso encoge el alma. Y hemos estado a punto. Pero el cónclave ha dado muestras de una inmensa entereza y dignidad, al haberse apartado de las tesis propugnadas por las dos corrientes que hasta este momento c reían que iban a poder auparse al ministerio papal.
Digna de mención es su participación en el encendido de velas de Janucá, en su tierra, Argentina. Sus declaraciones de concordia con el pueblo judío se refuerzan con este tipo de actos en los que expresa su reconocimiento a un Pueblo que ha luchado a lo largo de la Historia por su supervivencia.
Y su ejemplo de humildad practicado desde siempre, demostrando cómo un príncipe de la Iglesia puede llevar una vida como debe llevar un sacerdote… como el más pobre entre aquellos que le rodean. Como uno más de ellos. Dando un ejemplo intachable de absoluto compromiso con la Humanidad.
Bienvenido, amigo Francisco I. El mundo precisa de personas de alma buena, de cualquiera de las religiones que pueblan nuestra existencia. Y creo, estoy convencido, de que usted es uno de aquellos, y de entre ellos, el mejor. O casi, aunque los hechos demuestran que sí que lo es.
No se han hecho esperar en España, cuna de la sátira y la picaresca, los chistes y gracias simpáticas con respecto a él por su nombre. He leído ya cosas como “Curro, el nuevo Papa”, “el abuelo Paco”, incluso un amigo preguntaba si a la Guardia Suiza Vaticana habría que cambiarles el nombre por el de “Los hombres de Paco”, en referencia a una serie televisiva de nuestro país.
Y estoy seguro, muy seguro, de que si acaso llegasen estas noticias a sus oídos, él sonreirá abiertamente. Porque sabe bien que cuando de alguien se hacen buenos chistes, sin maldad y limpios, es porque se le quiere. Y es sólo por el camino del Amor por donde él deberá andar mientras guie a su Iglesia por su camino, que sin duda será el mejor de todos los posibles a seguir.
Una sola cosa ensombrece un poco la buena imagen que de él me he podido hacer. Y son sus declaraciones hace un tiempo acerca de la no conveniencia de la mujer para los puestos de gestión política. Aunque sin duda se debe tratar de algo similar a lo sucedido hace algunos meses, cuando se dijo del Gran Rabino Ovadia Yossef que abogaba por borrar de la faz de la tierra a Irán. Sin duda, una tergiversación de sus verdaderas declaraciones. Muy posiblemente sus palabras, las del entonces cardenal Bergoglio fuesen dedicadas realmente a la actual presidente Cristina Fernández, de la cual nadie ignora su absoluta incapacidad para desempeñar cualquier tipo de cargo de responsabilidad.
Un Papa como Francisco I es algo muy bueno para Israel. Porque el Vaticano ejerce una influencia inconmensurable en todo su orbe de actuación. Presumo una nueva etapa en las relaciones internacionales, ayudadas por los buenos oficios del Pontífice. Posiblemente, con personas como él y con el esfuerzo anónimo de miles de personas, puedan sentarse los cimientos sobre los que pueda finalmente llegar la paz a un pueblo que durante toda su existencia sólo ha querido vivir en Paz
Y un Papa como Francisco I es también muy bueno para toda la Humanidad. Porque creo que, de una manera rotunda, en este cónclave se ha elegido a un hombre bueno y sabio. Y que desde hoy empieza a sembrar su semilla, con algo de tiempo (muy poco, lamentablemente) para regalar sus frutos a sus gentes.
Creo que los fieles católicos ha tenido suerte con este hombre que, de calificar con una sola palabra, posiblemente sólo encontrase una: BUENO. Enhorabuena. Mis más sinceras felicitaciones. SHALÓM.
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