Capítulo 92
Entonado cada Shabat por los Levitas en el Gran Templo, el Salmo habla del Mundo Venidero y consuela a los abatidos por el sufrimiento.
Un Salmo, una canción para el día de Shabat: Es bueno alabar a Adonái, y cantar a Tu Nombre, Altísimo; proclamar por la mañana Tu bondad, y Tu fidelidad por las noches, acompañado de un decacordio y de una lira, a la melodía del arpa. Pues Tú, Adonái, me has alegrado con Tus obras; a la labor de Tu mano canto jubilosamente. ¡Cuán grandes son Tus obras, Adonái; cuán profundísimos Tus pensamientos! Un hombre bruto no puede saber, un tonto no comprende esto: cuando los malvados prosperan cual hierba, y los malhechores florecen, es con el fin de que puedan ser destruidos para siempre. Pero Tú, Adonái, eres ensalzado eternamente. Ciertamente, Tus enemigos, Adonái, Tus enemigos, en verdad perecerán; todos los que hacen el mal se dispersarán. Mas Tú has incrementado mi fuerza como la de un buey salvaje; estoy ungido con aceite fresco. Mis ojos han visto [la caída de] mis enemigos vigilantes; mis oídos han escuchado [la ruina de] los inicuos que se levantan en contra de mí. El justo florecerá cual palmera, crecerá cual cedro en el Líbano. Plantados en la Casa de Adonái, florecerán en los atrios de nuestro Dios. Darán fruto aún en su vejez; estarán colmados de savia y frescura. Eso es para expresar que Adonái es justo; El es mi Fortaleza, y no hay injusticia en El.
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